lunes, 11 de abril de 2011

El costoso florero y su "reparación"


Una mujer en China había tenido en casa un extraño florero por muchos años hasta que un día se le ocurrió hacerle algunos cambios, martillo en mano se dispuso a mejorar la pieza y martillazo tras martillazo empezó a cambiarle la forma. Al poco tiempo el antiguo florero había cambiado su apariencia y ella al parecer estaba satisfecha, sin embargo su forma no fue lo único que cambio, además cambio su precio…

El Florero remodelado resulto ser una vasija de porcelana de la dinastía Qing cuyo precio aproximado en buenas condiciones es alrededor de 350.000 dólares, pero desconociendo esto, la mujer estaba tan poco impresionada que después de hacerle su “reparación” se la regalo a un amigo que la uso para colocar flores comunes y corrientes.

Pasaron años hasta que la mujer regreso a la casa de su antigua amistad, vio la vasija en el jardín y por alguna razón de nuevo le gusto, la pidió de vuelta y la llevo a casa para colocarla en el borde de la ventana, un lugar en el que podía ver la vasija frecuentemente y probablemente por eso recordó que había visto una similar en un lugar de subastas valorada en 350.000 dólares, de manera que le tomo una foto y envió la foto a una casa de subastas preguntando si la vasija tenia algún valor pues una vez mas pensando en deshacerse de ella…

Recibió respuesta de la casa de subastas y solo allí realmente comprendió el valor de su vasija, aunque debido a los daños que ella misma le origino con su martillo, esta en particular solo podría valer alrededor de 70.000 Dólares.

Algunos pueden sentir la tentación de hacer lo mismo con su persona, en lugar de averiguar su valor con mucha facilidad desean adoptar otra forma, imitando a alguien más, haciéndose “reparaciones y retoques” o sencillamente permitiendo que su entorno elimine su belleza, singularidad y pureza a martillazos. Cada uno de nosotros es una vasija valiosa, Dios nos ha creado a su imagen y semejanza y sabe lo mucho que valemos, pero también sabe que al igual que la vasija de la dinastía Qing corremos peligro.

Tal vez por eso El apóstol Pablo le dice a Timoteo en una de sus cartas que en una casa grande no solo hay vasos de oro y de plata sino también de madera y barro y más adelante le explica “Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, *santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena.”

Eres una valiosa vasija creada por Dios, y para mantener tu valor lo único que tienes que hacer es seguir las instrucciones del fabricante, en lugar de romperte a martillazos tratando de parecer algo más