jueves, 26 de enero de 2012

¡Gracias Papá!


En días pasados mi esposa me hizo recordar un episodio muy interesante con mi papá, resulta que incluso siendo ya grande y de hecho percibiendo algún dinero como productor independiente en la radio, mi papa solía preguntarme “Hijo Ud. está bien de plata?”… eso en otras palabras significaba: si lo necesitas puedo darte algún dinero. Antes de que me mal interprete, permítame aclararle que en mi casa el dinero no sobraba, éramos una familia de clase media literalmente hablando; media, es decir en la mitad, en ocasiones podíamos tener buenas vacaciones y ciertos gustos y en ocasiones había que apretarse el cinturón, clase media trabajadora. Lo que quiero decir es que mi papá no tenía riquezas pero tampoco quería que yo pasara necesidad si él tenía como suplirla.

14 o 15 años después, tengo mis hijos, son dos y son fabulosos y con mi esposa de nuevo conformamos una familia trabajadora y con deseos de mejorar a diario. Algo que particularmente disfrutamos es ver como nuestros hijos se desarrollan y crecen, nos esforzamos por darles lo mejor y hacer que además disfruten la experiencia, hace poco nos invitaron a mi esposa y a mí a dar unas conferencias a un grupo de jóvenes y nos fuimos conduciendo casi mil millas para aprovechar de pasear un poco con los chicos, la experiencia sirvió para muchas cosas pero en el plano familiar, yo aproveche de llevar a mis hijos a las dos ciudades que por razones de trabajo había tenido que visitar solo, paseamos y la pasamos de lo mejor, ya para regresar a mi esposa y a mí se nos ocurrió darles una “sorpresita” al regresar a la florida, la ruta nos llevaría a atravesar Orlando es decir la casa de Mickey Mouse, de manera que sin decirles a dónde íbamos, arreglamos para quedarnos una noche en uno de los hoteles de Disney y al siguiente día los llevamos por primera vez en su vida al parque de atracciones más famoso del mundo: Walt Disney World.

Durante todo el camino la expectativa de los dos crecía, los dos sospechaban que la sorpresa seria Disney pero no estaban seguros, estuvimos en la carretera prácticamente el día entero, nos quedamos a dormir en el camino y a la mañana siguiente manejamos una hora más directo hasta el lugar indicado. Los rostros de nuestros chicos cuando atravesamos la entrada al complejo recreacional que dice “Walt Disney World Donde los sueños se hacen realidad” es una cosa que ninguno de nosotros olvidará jamás. Ellos simplemente estaban felices y se encargaron de darnos las gracias y hacérnoslo saber ¡por mucho rato!

Si mi papá y yo (ambos sumamente imperfectos y con limitaciones económicas) pudimos de forma intencional y voluntaria ser buenos con nuestros hijos, que no podemos esperar de Dios? Mientras tu estas pensando como estirar una quincena, la de Él nunca se acaba y además esta dispuesto a suplir tu necesidad, mientras tu estas encerrado en un carro por horas sin saber bien a dónde vas, Él esta conduciendo para llevarte a un sitio que te va a gustar,. Te voy a repetir el secreto que David me conto esta mañana a través de uno de los libros de Max Lucado, (David! el mismo de la Biblia, el de la pedrada a Goliat) mientras estábamos los dos en una sala de espera el, parecía mas tranquilo que yo, asi que me hizo señas y me dijo “El Señor es mi pastor nada me falta”…

El Señor es mi pastor nada me falta, Él es un padre amoroso, siempre esta allí, nunca se avergüenza de ti, no te exige nada para lo cual no te haya capacitado, te acompaña durante toda la jornada, llueva o truene, en la abundancia y en la escases, cuando la vida te sonríe y cuando no. El Señor es mi pastor nada me falta

Por Carlos Javier Sivira
en Válvula de escape


miércoles, 11 de enero de 2012

Noé en la cima


Un martillazo en un dedo, cargar madera, hacer que cuadraran un par de tablas que se negaban a hacerlo, enfocarse en cortar madera mientras al fondo se escuchaban murmullos y risas, cortar mas arboles, extraer la brea, acumularla, cubrir la inmensa embarcación con brea, soportar el olor, esperar que secara, tomar nota de los animales, atraparlos, guardar comida... Encontrarse a personas en la calle que se reían de su actitud ilusa.

Escuchar palabras soeces una que otra vez y entrar a la barca. Cerrar las puertas y cambiar el bullicio de una ciudad que se corrompía por el silencio del encierro, que mayormente era interrumpido por el ruido del zoológico que tenia dentro. Comenzó la lluvia y las burlas de afuera se convirtieron en gritos desesperados.

Después de mucho tiempo Noe y su familia estaban en la cima del monte Ararat, el nivel del agua comenzó a bajar y su familia empezó a repoblar la tierra

A veces Dios quiere llevarnos a la cima, pero del monte Ararat y para eso hay que estar dispuestos a parecer tontos por un rato, digo; asi le paso a Noé y a fin de cuentas esa fue la única cima realmente importante por aquel entonces

Por Carlos Javier Sivira