En lo alto
de la montaña horrorosa en su laboratorio secreto, el profesor Güido y Flacus Bigotis
tratan de hacer un monstruo artificial (para tal fin emplean 5 gotas de caldo
de araña y 5 gotas de maldad concentrada) Flacus Bigotis se emociona tanto que
incluso quiere probar la mezcla, el profesor asiente verbalmente y continua la
preparación…
El profesor
sigue cantando: “Y ahora la parte mas importante un leve toque para el corazón,
y así solamente me querrá a mi, solamente a mi” pero en ese momento Flacus Bigotis
tropieza al profesor y el leve toque para el corazón se convierte en un inmenso
chorro, por lo cual el corazón comienza a latir de inmediato y Flacus Bigotis dice:
¡Pero que emoción un hijo va a nacer!
En ese
instante el monstruo cobra vida y dice con voz noble las nada aterradoras
palabras “Hola Papa” a lo que el profesor Güido dice aterrado ¿Pero que he
hecho? Y la criatura responde cantando: “Soy Milton su seguro servidor”…
Con esa
secuencia comenzaba una popular serie de TV dirigida a niños en la que un
experimento para hacer un monstruo aterrador trae al mundo a un divertido y
amable personaje incapaz de causarle daño a alguien.
El monstruo
Milton es un experimento que salio mal pero tuvo buenos resultados, hoy esta
pasando algo muy diferente, cuando vemos alrededor, la manera como esta
cambiando la sociedad, el aumento desmedido de la ética situacional y la
perdida casi total de valores, me parece
como si alguien tropezó lo que no debía y altero un experimento. Lo complicado
del asunto es que no fue precisamente “un leve toque para el corazón” lo que
vertieron demás, y la criatura que ha salido del sarcófago no es amable, cariñosa,
ni noble.
Los tiempos
están cambiando y la pregunta es ¿Debemos hacerlo nosotros también? La
respuesta es un rotundo SI (Siempre y cuando lo hayamos venido haciendo mal también)