lunes, 22 de febrero de 2010

Pongase en los zapatos del otro pero devuelvalos!

La Policía de Seúl ha puesto en marcha una extraña exposición, se trata de al menos 1200 pares de zapatos usados, no es arte moderno, ni una excentricidad, solo es un intento por reunir a estos calzados con sus antiguos dueños

La historia es rara, comenzó con una investigación policial muy probablemente impulsada por alguien que se quedo sin zapatos en un momento difícil de su vida, es decir mientras despedía aun ser querido… y poco a poco la policía fue uniendo las pistas hasta que termino en el almacén de un hombre identificado como el Sr. Park

Ocurrió en un distrito de Corea del Sur, donde (como es costumbre cada vez que alguien va a una funeraria en Asia), los visitantes se quitan los zapatos por respeto a la memoria del difunto. Todos lo hacen incluyendo a el Sr. Park, un hombre de 59 años propietario de una tienda de zapatos de segunda mano que tenia la costumbre de asistir a tantos funerales como fuera posible.

La policía lo vio entrar a un funeral, espero a que saliese, lo siguió y encuentro la sorpresa del almacén y los 1200 pares de zapatos…

Para explicar el asunto: El sr. Park visitaba las funerarias como si de un doliente se tratase pero su razón era muy diferente a la del resto de los visitantes, para el no era acompañar el dolor ajeno sino un “modus operandi” que consistía en llegar a una funeraria, quitarse un par de zapatos baratos, entrar al salón probablemente con cara de tristeza y luego de unos minutos regresar a la sala de los zapatos, ponerse unos mas caros y salir caminando como si nada…

Lo gracioso es que el Sr. Park hizo lo correcto (hablando en sentido figurado), pues cuando alguien enfrenta dolor, una de las cosas que se recomienda para ayudarle es “ponerse en sus zapatos” a fin de entender la situación y tener una visión mas clara a la hora de tenderle la mano. El problema es que el Sr. Park se ponía en los zapatos de los dolientes pero luego no se los devolvía y eso ya es algo muy diferente.

Moraleja: La próxima vez que alguien a su alrededor experimente una situación difícil póngase en sus zapatos pero no lo tome tan literal como el señor Park

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