miércoles, 11 de enero de 2012

Noé en la cima


Un martillazo en un dedo, cargar madera, hacer que cuadraran un par de tablas que se negaban a hacerlo, enfocarse en cortar madera mientras al fondo se escuchaban murmullos y risas, cortar mas arboles, extraer la brea, acumularla, cubrir la inmensa embarcación con brea, soportar el olor, esperar que secara, tomar nota de los animales, atraparlos, guardar comida... Encontrarse a personas en la calle que se reían de su actitud ilusa.

Escuchar palabras soeces una que otra vez y entrar a la barca. Cerrar las puertas y cambiar el bullicio de una ciudad que se corrompía por el silencio del encierro, que mayormente era interrumpido por el ruido del zoológico que tenia dentro. Comenzó la lluvia y las burlas de afuera se convirtieron en gritos desesperados.

Después de mucho tiempo Noe y su familia estaban en la cima del monte Ararat, el nivel del agua comenzó a bajar y su familia empezó a repoblar la tierra

A veces Dios quiere llevarnos a la cima, pero del monte Ararat y para eso hay que estar dispuestos a parecer tontos por un rato, digo; asi le paso a Noé y a fin de cuentas esa fue la única cima realmente importante por aquel entonces

Por Carlos Javier Sivira

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