Están en
todas partes, visibles, llamativos, sonrientes, si es necesario, rígidos si así
lo exige el jefe, blandos si así consiguen algo, valientes si se sienten seguros, cobardes si lo piensan bien, de colores llamativos o totalmente negros
de etiqueta, llegan a la fiesta, a veces la organizan, llaman los reflectores, y
pescan las miradas de sus pares, si se organizaran en un partido político
sumarian un montón de votos lo único malo es que no los aprovecharían, es decir
no los pensarían, sencillamente los entregarían esperando una promesa, haciendo
un guiño al mejor postor o al primer infeliz que resulte ser mas audaz.
Están en
todas partes y poniéndose de moda, se reúnen en seminarios, conferencias,
convenciones, escuelas, juntas de negocio, cafés y bares, les encantan las
luces, se vuelven locos con las marcas, nacieron para el jet set, la portada,
el centro de las miradas o sencillamente los primeros lugares, tienen egos que
no caben en el mar, ni la lógica. Andan por ahí, haciendo la fila que no saben
donde termina.
Están en
todas partes y la verdad ¡Que desgracia para ellos! Si en lugar de estar en
todas partes se concentraran en un lugar a buscar dirección tal vez la encontrarían.
Están en
todas partes pero no existen, dejaron de hacerlo cuando decidieron ser otros,
pasaron de la existencia a la ausencia, cambiaron la risa por la sonrisa
oportunista, el abrazo por la adulación, la limonada en paz por el coctel con
stress, andan con traje de alpinista soñando con la cima pero sin darse cuenta
que solo pasan la misma calle una y otra vez.
Andan por
ahí y no existen, dejaron de ser para hacer, perdieron el enfoque y necesitan
una mano, en algún punto de la vida prefirieron ser alguien más para conseguir
un beneficio y allí se quedaron sin existencia, sin brillo y sin sazón.
Dios los ve girando día y noche como los caballos del carrusel, los ve desde arriba
detrás de sus trajes y corbatas, sus sonrisas huecas, sus hazañas ocasionales y
sus logros impresionantes. Allí están detrás del disfraz con el mismo vacío,
con la misma sed, desnudos, vulnerables, cansados y sin paz…
Están en
todas partes pero consideraron dos opciones: vivir para el Dios santo intachable, y perfecto pareciendo sencillos o
seguir en círculo pareciendo importantes, escogieron la segunda y ahora
necesitan desesperadamente luz y sal.
¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? Romanos
10:14
Por Carlos
Javier Sivira
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