No se trata de un nuevo plan de economía ni de alejarte de las ofertas o las tiendas de descuento, tampoco de la crisis o de mas recortes en el presupuesto de tu país, lo que pasa es que un arbitro brasileño esta a punto de perder su matrimonio porque no tuvo cuidado de su bolsillo o de algo mas, al menos eso es lo que parece cuando uno escucha su insólita historia.
En el bolsillo tenemos cosas que necesitamos a la mano, por ejemplo las llaves de casa, el teléfono celular, la cartera, dinero en efectivo, cambio o algún instrumento de trabajo, la razón de llevar estas cosas allí es que no podemos darnos el lujo de olvidarlas, las necesitamos a la mano porque son importantes en el momento .
En el caso de un arbitro de futbol, al cual le pagan para fiscalizar el juego y decidir lo que es correcto en la cancha y lo que no, es lógico que lleve en el bolsillo, probablemente una libreta con un bolígrafo, un silbato (probablemente colgando del cuello) y con toda seguridad un par de tarjetas de color amarillo o rojo para sancionar a jugadores de acuerdo a la gravedad de su falta.
Pues bien un arbitro brasileño se encontraba en un partido amateur en la ciudad de Amana, cuando uno de los jugadores cometió una falta grave, luego de verificar en su mente que tan grave había sido la acción del jugador, llevo la mano a su bolsillo para sacar la tarjeta roja lo que significaba que el jugador estaría fuera del partido, tristemente tanto para el como para su esposa lo único rojo que saco fueron un par de bragas femeninas.
Su esposa que estaba viendo el partido se enfureció, y la vergüenza fue tanta que 20 minutos antes de finalizar el juego al igual que el jugador que cometió la falta el árbitro también abandono la cancha.
En honor a la verdad yo prefiero creer que se trata de una broma de alguien que con muy mal gusto coloco estas prendas femeninas en su bolsillo, pero viendo solo los hechos, lo que le ocurrió al arbitro brasileño nos muestra de una manera muy grafica una enseñanza sobre la costumbre de juzgar a la gente, a veces emitimos juicio sobre alguien y quien sabe si nuestros bolsillos están en el mejor sentido de la palabra: limpios… Como dijo Jesús en el sermón del monte “saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano. Mt 7:5
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