Las bestias con el tiempo son historia

Antes de las redes sociales, el Internet, la luz eléctrica, la escritura y muy probablemente el diluvio universal, dicen científicos y arqueólogos que peligrosas bestias vivían en la tierra, en ese entonces no había armas con que enfrentarlas y probablemente tampoco estaban tan involucradas en la vida cotidiana

Ellas no tenían necesidad de leyes para gobernar, ni permisos para disponer de espacios públicos pero en realidad no gobernaban y en cuanto a los espacios públicos lo mas probable es que ningún ser humano sensato quisiera compartirlo con ellas, estas peligrosas bestias eran temidas, y evitadas pues con su fuerza y peso podían destruir de un momento a otro lo que encontraran a su paso, sin respetar propiedad privada, edad, tiempo invertido en limpiar el terreno, etc.

Para un ser humano común enfrentarlas era imposible pues con seguridad podría costarle la vida. De esas temibles bestias también conocidas como dinosaurios solo quedan algunos fósiles, parientes muy lejanos, algunos agresivos como los cocodrilos y otros tan inocentes como las tortugas del jardín. El tiempo hace su trabajo…

Y es tan elusivo el poder que una firma suiza acaba de lanzar un reloj de 193.000 Euros cuyo principal atractivo es que posee huesos reales de un a especie de dinosaurio que alguna vez midió 90 pies y cuyo peso aproximado fue de 20 toneladas, el reloj ha sido bautizado como explorador del tiempo y por si alguien no le parece que un hueso de dinosaurio tenga que tener tanto valor, viene además con 18 quilates de oro blanco y 56 Diamantes

Moraleja: Esa bestia peligrosa que trata de desalojarte, invadir tu espacio, destruir tu trabajo y hacerte la vida imposible con el tiempo podría ser tan inofensiva como un reloj de pared, porque si alguien tiene control de la vida la historia y las circunstancias es Dios y además de ser todopoderoso es al mismo tiempo justo y misericordioso

Acuérdate El Señor hace *justicia y defiende a todos los oprimidos… es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. Sal 103:6 y 8