jueves, 15 de diciembre de 2011

El punto cero para comenzar de nuevo


De nuevo nos vamos al mar en esta ocasión es de mañana y no hay tormenta, por el contrario parece que hay más o menos buen tiempo porque hay mucha gente afuera, por las calles cerca de la costa se escucha un revuelo, el tipo de sonido que hay cuando mucha gente camina junta, en medio del asunto o más bien delante viene un hombre de unos 30 años hablando con la gente que lo escucha con asombro, desde los jóvenes hasta los viejos están tratando de escuchar, algunas personas se asoman por la ventana y luego se suman a la “caminata” la mayoría se acaba de levantar por lo que hay buena temperatura, el sol no pega aun tan fuerte y después del desayuno casi todos tienen energía y están dispuestos a moverse para escuchar al hombre que va caminando al frente

Del otro lado de la historia en la costa están un grupo de pescadores que aun no desayuna, que no sabe de qué viene hablando la multitud, y que está muy cansado pues paso toda la noche en el mar, remando, aguantando frio y lanzando una y otra vez las redes para tratar de conseguir algunos peces, la rutinaria acción se repitió tanto que cada vez era menos emocionante y por el contrario fastidiosa y pesada, lanzar la red, esperar, halar la red y ver que no había peces, estos parecían estar invernando, haberse mudado o sencillamente desaparecer, así fue a las 11:00 pm, a las 2:00 de la madrugada, a las 3:00 cuando el sueño casi les vencía y así fue al amanecer… toda la noche, aunque conocían esas aguas como la palma de su mano, aunque tenían buenas redes y eran pescadores expertos, nada sirvió, por eso después de navegar sin dormir durante horas, estaban en la orilla sin desayuno y seguramente sin mucho ánimo, lavando las redes porque si la noche anterior no habían podido pescar la próxima vez si lo harían.

Ellos, los pescadores, es probable que ni hablaran entres sí, todo lo que querían era irse a casa y descansar, pero entonces la espontanea caminata llego justo al lugar donde estaban los pescadores cansados y el hombre que Hablaba a quien llamaban Jesús el de Nazaret le hablo a uno de los pescadores y le pidió utilizar su barca y que por favor la alejara un poco más allá de la orilla… “Lo que faltaba” probablemente pensó Simón, pero accedió y pronto ellos estaban fundidos en la multitud, empapados y escuchando a Jesús hablar.

Termino Jesús de hablar y le dijo a Simón el dueño de la barca que se fuera a aguas profundas y que lanzara allí las redes… esas mismas que acababan de limpiar y probablemente guardar. Y aunque el experto en pesca era Simón y Jesús era carpintero Simón le dijo que por tratarse de Él lo haría.

De nuevo al bote en una jornada que parecía no terminar y de nuevo a hacer lo que paso la madrugada entera haciendo, se escucho el sonido acostumbrado de las redes chocando con la superficie y allí comenzó todo, los peces que a la hora habitual no estaban, ahora estaban a montones, algo muy raro porque la cantidad de gente en la orilla debía haberlos hecho huir, pero allí estaban de vuelta, fueron tantos que Simón le pidió ayuda a los demás botes y las barcas casi se hundían

Cuando Simón salió del bote entendió que aquello no era común como tampoco Jesús lo era, se dio cuenta que él era un hombre muy poco limpio para estar con Jesús y cayó de rodillas diciéndole que se apartara de él porque era pecador, Simón entendió la Santidad de Dios por su sola presencia y su poder por experiencia propia, (el barco casi se hundía!!)

Jesús le dijo que de ahí en adelante seria pescador de hombres y Simón llevo las barcas a tierra y dejando hasta los peces se dedico a seguir a Jesús.

Hay tres cosas sobre el fracaso que podemos aprender en esta historia de la Biblia, la primera es que el fracaso es parte de la vida Pedro fracaso toda la noche de pesca pero en la mañana lavo las redes para seguir pescando la próxima vez, no rompió las redes, no las regalo, no las boto; ¡las limpio!, porque entendía que un fracaso no es el fin sino parte de la jornada.

En Segundo lugar la historia nos enseña que el fracaso es un privilegio raro de quienes se esfuerzan, los que habían desayunado y venían siguiendo a Jesús para escucharlo no pudieron fracasar porque no estaban pescando, igualmente no experimentaron una pesca milagrosa y Jesús no les dijo que de ahí en adelante serian pescadores de hombres (¡Pedro recibió una estupenda promoción como pescador!).

Finalmente cuando todo sale mal y se acaba, ese es el punto cero de un nuevo comienzo, esa es la tercera cosa que podemos aprender, Simón fracaso esa noche pero desde esa mañana reconoció que era pecador, reconoció la santidad y poder de Jesús y empezó a seguirle para siempre.

Una noche, una jornada o una vida de fracaso puede llevarte al punto exacto en que necesitas aceptar tu incompetencia para seguir, pero al mismo tiempo te lleva al irrefutable poder de Dios que con mas amor del que podemos comprender está listo para hacer algo nuevo de ti.

Si fracasaste en algo, lava las redes para que estén listas para seguir, felicítate por haberlo intentado y obedece a Jesús, reconoce su poder y síguelo, no hay mejor forma de enfrentar el fracaso.

Que Dios te bendiga!

Por Carlos Javier Sivira

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